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Leer másImagen obtenida del banco de imágenes Pixabay.
Como un perro callejero, recorrí todos los rincones que mi estómago me permitía andando. A veces me colé en autobuses, aviones (como esa vez en Maiquetía), e incluso en la parte de atrás de una bicicleta. Llegué a rincones innombrables, compartí en barcos con pemones… conocí a un viejo señor errante, como yo, que aguardaba a las palomas blancas y hacía magia con ellas en el centro de la ciudad.
Caminé por los médanos, presencié disputas, viajé a rincones innombrables de la conciencia y de los sueños, en parajes de maíz de los rincones verdes del país. Presencié disturbios, quemas, e incluso a un pescador de fantasías que llevaba un curioso sombrero a lo “Magritte”. Vi a niños en muletas corriendo por la guerra, a mujeres preocupadas por su belleza aún en el estrago. Presencié personas que miraban hacia arriba, esperando un no-se-qué que pudiera salvarlos de tal caos.
Cuando el invierno llegó, las personas continuaban contemplando la ventana de su existencia. En algún momento atravesé las fronteras y llegué a desiertos que no había conocido antes, saludé beduinos; y llegué hasta un sitio donde vi a muros caerse por personas que no pararon de soñar, aún si fuesen solo sueños llenos de aire.
Vi a un señor quedarse sin pensamiento de tanto esperar en una sala de centrifugado. Presencié migraciones en masa, como las de los pájaros, pero esta vez se trataba de personas a contraluz llevando cajas.
Y al final de mi recorrido, me di cuenta de que haber viajado era mi nueva identidad. Errante, vagabundo, aventurero… volví a encontrar mi corazón al final del viaje, y dormí como nunca, con el estómago lleno de aire floté y llegué al cielo de los sueños que habían derribado muros.
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yuliana guédez forgiarini
Soy apasionada por conceptos universales e individuales relacionados a los seres humanos. Naufragia es mi bitácora abierta con un énfasis en la fotografía, el arte y el diseño; así como también la investigación humanista. Exploro y me sumerjo en cada proyecto hasta alcanzar su alma. Estoy abierta a comisiones y buenas conversaciones. ¿Quieres unirte a mis aventuras?
1 comentario en «Como un perro vagabundo…»
increíble