La arteterapia es una profesión, conformada como tal a mediados...
Leer más¿Qué relación guarda el sistema de salud universal con los otros sistemas que nos hacen vivir en sociedad?– Un ensayo de nuestro redactor invitado: Rafael Marquina.
Los sistemas del universo funcionan en conjunción u oposición, pero siempre están en relación. La organización de diferentes elementos con un objetivo común, o un interés inevitable, es la encargada de definir la mecánica de lo que existe. Así, la vida es el resultado de la armonía temporal de varios sistemas que se asocian por un lado para oponerse a otros.
Estas reflexiones pretenden abrir un debate sobre la situación mundial que ocurre con el Coronavirus (COVID-19), más allá de su análisis biológico como pandemia, del cual todos debemos ser responsables y del que todos somos parte. Nuestra vida busca prevalecer y, considerando que varios sistemas soportan la vida, es importante conversar sobre otras situaciones humanas que son develadas por esta crisis mundial, además de la muerte biológica.
De la medicina a la santidad
Normalmente se suele tomar el “área de la medicina”, que conforma el sistema de salud universal, con mucho respeto: es, sin dudas, aquella que conforma una de las profesiones fundamentales de la humanidad. Estamos hablando de un rol del sistema de arquetipos sociales, siendo por ello una figura importante en el mundo de los símbolos: el sanador. La historia de esta profesión ha sido esencial en episodios históricos de diversa índole, y el momento en que nos hallamos no es una excepción.
El doctor de bata blanca, con estetoscopio y laboratorios para medir datos reales de las capacidades biológicas del cuerpo, ha sido un símbolo muy particular en Latinoamérica, al punto de bailar con el símbolo del santo. Dados los eventos recientes del coronavirus surgen muchas preguntas sobre el papel del doctor actual, específicamente la necesidad de mejorar ciertos aspectos de este rol vital en la humanidad.
Disclaimer: En Naufragia creemos en la expresión del pensamiento para fomentar debates en pos de la construcción de una mejor sociedad. No siempre estaremos de acuerdo con todos los postulados de nuestros redactores invitados, pero creemos en el pensamiento plural, crítico y libre como un pilar de nuestra comunidad. Respetar la otredad y abrir nuestras mentes es parte de lo que nos ayudará a construir sistemas complementarios en nuestra sociedad.



¿Qué relación guarda «el doctor con bata blanca» con José Gregorio Hernández y San Francisco de Asís en el simbolismo colectivo?
Lo científico en el sistema de salud universal
El doctor ha sido también estigmatizado por la dominancia del mundo científico durante los últimos siglos: en algún punto se llegó a valorar como creador de milagros (salvar vidas es milagroso siempre, de ahí la asociación con personajes santificados). Esto, dentro y fuera del sistema de salud universal, no solo lo ha puesto en un alto estatus social, aprovechable en tiempos de tranquilidad y normalidad; sino que le ha llevado a la idealización de que la mayoría de los doctores «tienen dinero».
También es cierto que los médicos enfrentan una de las caras más difíciles de la humanidad, por lo que sufren el peso de una responsabilidad que no siempre es comprendida por aquellos que los idealizan hasta el punto de creer que tienen «todas las respuestas».
Antes de que la salud, (y por ende el sistema de salud universal), estuviese monopolizada por el mundo científico, ella se hallaba atada a otros dos sistemas: el espiritual y el simbólico. Las religiones, Los horóscopos y los diversos sistemas simbólicos, han venido a aliviar un poco la responsabilidad que ahogaba tanto a pacientes como a doctores con la supremacía y totalitarismo de lo científico; dando así paso al «new age» del siglo XX.
Aun hoy día algunos sectores sociales se burlan de los sistemas religiosos o simbolistas que pretenden curar a las personas con diferentes técnicas que se alejan de lo «científico inmediato», siendo esto lo que es aceptado dentro del sistema de salud universal.
Lo mediático en el sistema de salud universal
Ahora, este equilibrio que busca encontrar el concepto de salud en nuestra sociedad, (y por consecuencia, también el sistema de salud universal), debe abrir paso a otro elemento… quizás siempre estuvo ahí, pero en años recientes ha adquirido una presencia irrefutable.
En este momento, la salud tiene que ver con lo comunicacional, con lo mediático; es decir, ya no solo importa el mensaje, la cura o la enfermedad: importa el medio por el cual lo sano se enferma o se cura. Tanto el sistema científico, como los re-adaptados sistemas religiosos y simbólicos ven comprometidos su efectividad por el componente mediático.
El sistema de salud universal hacia una consciencia global
Tomando en cuenta la experiencia histórica del doctor y su convergencia en la situación del Coronavirus actual, debemos conversar sobre el rol mediático de «la gente que sabe» ; pues su dominio deberá estar en no solo en ser capaces de elaborar mensajes claros y efectivos para audiencias muy diversas, sino también en que dichos mensajes no sean controlados por el poder de los gobiernos y el aparato político.
El sistema de salud universal es un poder independiente, que nos une como humanidad, dejando irrelevantes los intereses de cada «nación» con la excusa de una añeja independencia. Pero para ello, la profesión completa de la medicina necesita tener un mayor componente mediático, así como de manejo de la información, en su formación y eventual concepto: necesita adquirir una consciencia global.

¿Son las redes sociales una pieza clave en el nuevo componente mediático del sistema de salud universal?
¿El miedo como herramienta de control social?
El doctor es también la voz del que sabe, no solo la herramienta para salvar. Los médicos no se deben usar como legiones militares que van de un lado al otro según les diga el caudillo de turno. Los doctores son individuos que saben hablar a personas con alguna enfermedad o problema de salud.
El miedo viene a ser ahora uno de los «virus» que los doctores, en su evolución, deben aprender a manejar, ya que hasta ahora lo han usado como elemento de supremacía: «si no haces lo que el doctor te dice, morirás». Considero que esto debe dejar de ser así: el miedo a la muerte ha sido una enfermedad en sí misma.
Uno debe sanarse por la voluntad propia de la vida de seguir y generar bienestar para el individuo y su entorno, no para no-morirse, no para mantener a la biología por encima de la humanidad. Es fundamental que ahora curemos sin usar el miedo a morir, ya que el aspecto psicológico y social que implica esta postura puede ser perjudicial hasta el punto de matar a largo plazo y con más variables que la vida biológica.
El rol del sanador y curador no es solo levantarse como un santo inmaculado a decir qué hacer para que todos obedezcan, cual militares o penitentes, haciendo una cola eterna en un centro de salud disfuncional en un barrio cualquiera. El verdadero doctor que necesita el mundo actual –y en esta situación de pandemia– es capaz de comprender su ignorancia y sus límites: sabe abrazar su humanidad, se aleja del rol de santo o sabelotodo a la par de procurar curar a las personas en todos los aspectos. El sistema de salud universal, además, debe basarse en decir la verdad para sanar.

¿Cómo puede hallar la verdad el sistema de salud universal?
El rol del sistema de salud universal más allá de la prevención y la vacuna
Los doctores de bata blanca que tienen acceso a «saber» qué es el COVID-19 y cómo curarlo son muy pocos: esto nos pone en manos de un selecto grupo de científicos de diferentes ramas (muchos de ellos virólogos) que son capaces de participar en ideas y elaborar eventualmente una vacuna.
El resto de los doctores del sistema de salud universal: la tía que trabaja en el centro ambulatorio del barrio, la odontóloga con todos los doctorados, el oftalmólogo famoso en tal ciudad, el señor que fue médico de la familia toda la vida… no tienen idea de lo que está pasando.
La razón por la que dicen «lávese las manos y póngase la mascarilla» es una cuestión de fe tanto de ellos como de nosotros, porque no solo importa lo biológico en la enfermedad, otros poderes intervienen en elaborar ese mensaje. Ciertamente lavarse las manos ayuda a prevenir el contagio, pero no de forma absoluta.
La cuarentena aplicada de forma rígida mejora también las probabilidades de no contagiarse, por lo que obviamente es mejor prevenir que lamentar, como dicen por ahí los más racionalistas del asunto… y por ello todos lo hacemos. Es lo lógico y todos debemos hacerlo por eso.
Este escenario permite ver la nueva necesidad mediática del doctor, en una época de redes sociales donde todos los humanos del planeta ya somos una comunidad paralela a la de cada ciudad en su diferencia. Saber hablar y dar información a las personas es algo vital.
Los médicos: portavoces del miedo y de la esperanza del sistema de salud universal
El doctor ahora debe reconocer que los gobiernos pueden usar el miedo a las enfermedades, fundado en nuestra ignorancia de la biología celular y nuestras ganas de vivir, para aprovecharse y someter a las sociedades a estructuras de dominio. Para la gente con poder somos un rebaño de ovejas que debe ser asustado para que vayamos de un lado a otro, así que cuando sale una nueva herramienta para dar miedo, no dudarán en aprovecharse de ello; tenga el costo moral que tenga.
Los médicos, como sistema de salud universal, tienen que superar la amenaza que supondría ir en contra del aparato terrorista, ir en contra del símbolo de «miedo a la muerte» y en vez de eso dar seguridad y esperanza. Lamentablemente esto suena como una utopía soñadora en medio de los caudillos del mundo, solo quisiera empezar el debate al respecto… consciente del desierto que hay que atravesar.

¿Son los médicos conscientes del desierto que hemos de atravesar como sociedad?
Hacia un sistema de salud universal conectado con los demás
El hambre, el aburrimiento, la falta de objetivos, el encierro, el miedo… también matan y enferman. Muchos en esta situación no pueden o no saben cómo tomar las previsiones adecuadas en términos de salud mental. Casi todos los héroes que veneramos en nuestra humanidad han preferido morir que vivir mal. Ese símbolo no muere. Pero héroes hay pocos, la mayoría de la gente piensa en su supervivencia llegados los momentos extremos de vida o muerte.
Dice un amigo que la falta de dinero tiene 100% de efectividad en matar; y sea esto una exageración o no, no se puede negar la relación que tiene la pobreza con el hambre; y el hambre, pues, con la muerte. Lo mismo es válido para la compra de medicamentos costosos. Entonces, los doctores en esta época deben saber dar consejos no solo de pastillas y remedios, sino consejos que tomen en cuenta la capacidad y factibilidad que tiene el paciente de conseguir eso. No es un trabajo fácil.
La labor de los demás sistemas de la sociedad
Evidentemente no es labor solo del sistema de salud universal: comenzamos el artículo desde la consciencia de que ningún sistema está aislado por completo. Todos los sectores y roles humanos tienen responsabilidad en esto. Cada individuo desde su infinita diferencia con el resto puede aportar un elemento de balance en la salud de su entorno y en la forma como se enfrentan los virus; no solo las pandemias, sino las gripes comunes y alergias leves.
El área de la psicología, la psiquiatría, la medicina de la mente y del comportamiento ha estado un poco ausente de los eventos del coronavirus: ¿cómo se responde al tono amenazante de algunas autoridades a la hora de poner «reglas» para sortear la pandemia? ¿Se están tapando bocas en todos los sentidos aprovechando la necesidad de taparlas por salud?
Del mismo modo, los análisis económicos y las posibles respuestas de re-diseño al flujo del dinero son poco debatidos. Quisiera respuestas en los aspectos sociológicos y políticos a por qué –luego del primer brote– hay inconsistencias en las cifras de infectados de distintos países. ¿Qué se puede decir de las regiones de Latinoamérica y África, donde los recursos son insuficientes para la detección y prevención del contagio del virus? ¿Debemos confiar en las cifras de estos países? Más aún, en naciones con aparatos de poder de poca transparencia y reducidas libertades, si partimos de cifras manipuladas a conveniencia por los distintos gobiernos, ¿cómo podremos conocer la verdad y actuar responsablemente en concordancia?

¿Se están tapando bocas en todos los sentidos aprovechando la necesidad de taparlas por salud?
Un nuevo sistema: Un nuevo modelo de vida
El área tecnológica, la inventiva de las redes e informática, debe también aportar soluciones a la saturación de líneas y el trabajo a distancia… del mismo modo, hay cosas imposibles de hacer a distancia, como la recolección de basura y venta de comestibles, ambos sectores sensibles en la estrategia de evitar esparcir el virus.
Se han visto algunas soluciones propuestas por los ciudadanos que superan el inmediatismo populista de las medidas del aparato político: en varias ciudades se ven elementos clave para superar esto, como por ejemplo la organización entre vecinos para mantener higiene con las bolsas de basura y un buen trato, desde la sana distancia, con los trabajadores del aseo… pero la verdadera conexión entre todos solo ocurrirá si empezamos a relacionar todos los sistemas de la vida, no solo el biológico.
Con estas palabras quisiera poner en perspectiva nuestra responsabilidad ante esta situación mundial que nos une como especie y nos hace reconocer la necesidad de un nuevo modelo de vida. La comunicación entre los diferentes sistemas debe ser la clave para proponer ideas, no solo que eviten el contagio del virus como elemento biológico que afecta nuestras células, sino el virus como elemento simbólico que puede destruir el tejido social e igualmente «matarnos».
Por ello, pensemos no solo para sobrevivir, sino para ser mejores humanos durante y después de esto. Enfrentemos la opresión política, con lógica tomada de todos los sistemas, cuando nos quieren imponer miedo como herramienta de control disfrazada de prevención y preocupación hipócrita.
Aprovechemos para detectar las grietas y elementos desactualizados de las relaciones sociales, mercantiles, naturales, espirituales, psicológicas, pedagógicas y sobre todo comunicacionales, porque saber pensar las cosas es la piedra angular de nuestra salud más sincera.
